Ámbito
Compliance
FECHA: 18/04/2022
NACIONAL
Chile y “empresas B”: Cuál es la relevancia de esta transformación
En lo económico, social y ambiental, cada vez son más los líderes que deciden certificar sus compañías, ya que lo ven como un reto que puede marcar la diferencia entre tomar la delantera y sumarse al cambio, o quedar rezagados.
A 10 años de la llegada de este tipo de negocios al territorio, son cada vez más las empresas que deciden certificarse. De hecho, Chile, es el país con más empresas “B” por habitante del mundo y el segundo de Latinoamérica, después de Brasil.
Constantemente, son más las organizaciones que se suman al desafío por el cambio climático con el fin de operar de manera más sostenible. Así lo demuestra la 24ª Encuesta Mundial de CEOs de PwC, que reveló que el 60% de los CEOs plantea incrementar su inversión en ESG (Medioambiente, Social y Gobernanza en inglés) tras la pandemia.
De acuerdo a Nicole Aguilera, consultora de Impacto de la Agencia de Sostenibilidad Proyecta, “ser una empresa B hoy en día, además de ser un agente de cambio ante problemáticas sociales y ambientales, es rentable, ya que se promueven las mejores prácticas para cada industria desde su modelo de negocio”, asegura.
Según la consultora , la evaluación “B” es reconocida por ser una herramienta integral, la cual se encuentra alineada a varios estándares de reconocimiento internacional. “Esto, por supuesto, es atractivo para los grupos de interés, inversionistas, proveedores e, incluso, para los clientes, ya que cada vez son más las personas que prefieren un producto o servicio ecoamigable”, señala Aguilera.
En este sistema, las empresas se comprometen a generar un impacto en la comunidad y el medio ambiente a través de su Modelo de Negocio, y con ello, lograr un puntaje total mínimo de 80 puntos entre todas las áreas de medición de la Evaluación de “impacto B”, la cual es una herramienta integral que mide 5 perspectivas: Gobernanza, Trabajadores, Comunidad, Medio Ambiente y Clientes.
En el movimiento de empresas B se encuentra la forma de promover las mejores prácticas empresariales, alineando los más altos estándares globales a los locales, siendo este el punto clave para un mundo más sostenible, donde el primer paso es medir y evaluar para poder gestionar los impactos generados por la empresa.
En segundo lugar, y no menos importante, promover una cultura empresarial sostenible involucrando no solamente a los trabajadores, sino también, a la comunidad, siendo clave identificar al territorio y espacio donde se está operando para poder gestionar los impactos y trabajar de manera colaborativa en potenciar las mejores prácticas e ideas para el planeta.